El 18 de mayo publiqué la edición #90 de mi newsletter Hipergrafía con el título De Auster a Abreu: balance de lecturas. Allí comparto una selección de libros que marcaron mis primeros meses de lectura en 2025, incluyendo novelas, crónicas, ensayos y una novela gráfica que me heló los huesos. El balance de lecturas 2025 es un ejercicio que nadie pidió, pero que igual hago, porque si hay algo con lo que me gusta joder, es con los libros.
Arranqué el año con Baumgartner, de Paul Auster. Luego me sumergí en Camino al este, de Javier Sinay, un diario de viaje que mezcla amor, humor y honestidad. Me reencontré con Panza de burro, de Andrea Abreu, que había abandonado años atrás (y redescubrí su voz desafiante y familiar). Leí El más ancho pensamiento, de Leonardo Vanzi, donde se cruzan ciencia y poesía bajo los cielos del norte chileno.
También volví a preguntarme por qué no leo más novelas gráficas tras devorar Endurance, de Luis Bustos, sobre la hazaña de Shackleton en la Antártica. En los clásicos, taché uno pendiente: Cumbres borrascosas, de Emily Brontë. Sumé también una distopía con tintes de sátira en Las huellas del sol, de Walter Tevis, y cerré abril con Todos nuestros fuegos, de Karen Codner, una novela de duelo, fe e identidades en reconstrucción.
No todos los libros fueron perfectos. Algunos me aburrieron al principio. Otros me desafiaron con su estilo. Pero todos me dejaron algo: una imagen, una voz, una pregunta.
Eso basta.
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