Leer a Walter Tevis en tiempos de millonarios delirantes

El 25 de mayo publiqué una edición breve y dispersa de Hipergrafía titulada Un millonario estúpido, dedicada a una lectura que me descolocó por lo absurda y certera: Las huellas del sol, de Walter Tevis.

Tevis —autor de Gambito de dama— escribió esta novela en 1983, pero parece haber espiado el presente. Su protagonista, Ben Belson, es un millonario con ínfulas mesiánicas que quiere salvar al mundo… viajando al espacio para encontrar una nueva fuente de energía. Todo ocurre en un futuro donde la Tierra ha agotado el petróleo y funciona a carbón. Los viajes espaciales están prohibidos, pero Belson insiste.

Porque tiene dinero. Porque puede.

Este millonario estúpido no solo es arrogante y soberbio: también es impotente. Literalmente. En un mundo sin viagra, su virilidad desaparece, como una metáfora del efecto del poder sin límites. Lo interesante es que el lector, en algún momento, hasta logra empatizar con él. No porque Belson lo merezca, sino porque Tevis lo rodea de otros personajes aún más patéticos.

Las huellas del sol no es una obra perfecta. Su primera mitad, más sólida e imaginativa, construye una fábula espacial provocadora. Luego se desarma un poco. Pero incluso en su desorden, lanza ideas que dan en el blanco: sobre el ego, el fracaso, el planeta, la redención.

Fue mi primera lectura de Tevis y no será la última.

¿Te interesan libros sobre futuros distópicos y personajes inolvidables?

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Soy Patricio Contreras, periodista especializado en newsletters y contenidos con propósito.
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