Rostro circunspecto, celular Samsung en la mano, cuello levemente inclinado. Viste un terno azul marino, con delgadas líneas grises, una camisa blanca con cuadros azules y una corbata azul metálico. Parece cotillón de matrimonio. Tiene un lunar en el cuello, entre la camisa y los primeros cabellos de la cabeza cuadrada. Lleva el HoyxHoy bajo el brazo.En la portada, doblada por la premura de la mañana, se lee #PurasFlores junto al rostro del delantero de Colo Colo, dichoso tras un desempeño dominical insospechado. Diez, doce personas a su alrededor también revisan sus teléfonos. Él busca una aplicación para Hotmail. Descarga una alternativa, la abre, la manosea con su pulgar, la cierra. Cambia al reproductor de música y ya suena Nano Stern. Vuelve a Google Play y elige otra aplicación para Hotmail. Repite el mismo ritual como un explorador insatisfecho. Deja a Stern y pasa a Damian Marley. Encuentra, por fin, la aplicación oficial de Outlook. Su cuello, rígido en la tensión de la búsqueda, retoma su posición habitual. Observa al sujeto que tiene enfrente y, quizás, se extraña —o se sorprende o se desanima o se deprime— por la semejanza en el modo de vestir y por la monotonía del comportamiento, de ver ese espejo de su actitud corporal. Es un instante ominoso, de angustia y terror que luego se desvanece. El hombre guarda su celular en el bolsillo de la chaqueta, baja en Universidad de Chile y se une al rebaño de autómatas que fluirá por el centro de la ciudad.