Citas de la Utopía, de Tomás Moro (I)

utopiaIniciador de un género literario continuado por Campanella, Bacon y otros, Tomás Moro, amigo de Enrique VIII de Inglaterra, escribe su Utopía en 1516, describiendo, en su primera parte, los problemas de la Europa del siglo XVI. En la segunda parte expone el discurso de Rafael Hythlodeo, el «maestro de bobos» conocedor de la forma de gobierno de la isla de Utopía, aislada, protegida e inexpugnable. Aquí exponemos algunas citas de la obra:

LOS CARGOS PÚBLICOS.
—«Cada conjunto de treinta familias elige anualmente un magistrado, al que llaman en su lengua primitiva sifogrante y, en la moderna, filarca. Al frente de cada diez sifograntes, con sus correspondientes familias, está el que antaño denominaban traniboro, y ahora protofilarca» (p. 119).

—El cargo de gobernador es vitalicio, salvo que haya de ser depuesto si se sospecha que abriga inclinaciones tiránicas» (p. 119).

LOS OFICIOS
—Existe una ocupación común a hombres y mujeres, sin discriminación: la agricultura; y de ella nadie está excluido. En ella se instruyen todos desde la niñez; en parte por la enseñanza que reciben en la escuela y, en parte, por las excursiones que hacen a los campos próximos a la ciudad para su esparcimiento, aunque no se limitan a observar sino que compartiendo las faenas tienen ocasión de hacer ejercicio físico» (p. 120).

—Desconocen totalmente los dados o cualquier otro juego vano y pernicioso, aunque sí juegan a dos pasatiempos parecidos en cierto modo al ajedrez. Uno consiste en una batalla de números, en que unos se comen a otros; y el segundo, en un conflicto armado de los vicios contra las virtudes. Juego éste en el que se muestra de manera ingeniosa tanto la desunión que traen los vicios entre sí como su alianza contra las virtudes; y también qué vicios se oponen a cada virtud específica, de qué fuerzas disponen para atacarlas descaradamente, las intrigas para los taimados asaltos, los recursos de las virtudes para desbaratar la fuerza de los vicios y las mañas para burlar los ataques; en fin, los medios con que uno de los combatientes podría lograr la victoria» (p. 123).

RELACIONES SOCIALES
—A fin de evitar que las ciudades se despueblan o crezcan excesivamente, procuran que cada familia (una ciudad comprende seis mil familias, sin contar la comarca rural) no tenga menos de diez adultos ni más de dieciséis; el número de los números de los menores de edad es imposible fijarlo de antemano. Dicha proporción es fácil de mantener: basta con trasladar los que sobren de las familias numerosas a las que no lleguen a ese número. Y si la población total de una ciudad rebasase alguna vez el límite fijado, compensan con ella la deficiencia que exista en alguna otra de sus ciudades» (p. 127).

—Porque ¿cómo es posible imaginar que alguien pida cosas que no necesita si está seguro de que nunca carecerá de nada?» (p. 129).

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