La autora del blog Curvas Políticas visitó la UAH para conversar sobre redes sociales, política nacional, el sistema binominal, el royalty minero, algo de Vicente Huidobro —en 2008 publicó un libro sobre el vate— y también algo de periodismo y medios de comunicación.
“¿Por qué están tan lejos?” dice Montserrat Nicolás, una mujer de sonrisa constante, perfecta, que le habla —vale aclararlo— a un grupo de estudiantes de periodismo y ciencia política que religiosamente ha asistido a escucharla en una nueva versión del Jueves de Reporteros. Pero los estudiantes, timoratos, se hacinan al fondo de la sala, lejos de ella. “No muerde”, acota un valiente de primera fila, provocando risas y distendiendo el ambiente. Puede ser; no muerde, pero sí dispara.
Hace cinco años Montserrat Nicolás comenzó a edificar su blog Curvas Políticas. La primera piedra fue un posteo titulado “Amo al presidente Lagos”, donde reflejó su ácido e irónico malestar ante el ex mandatario en diversas materias: educación, obras públicas, indultos (a uno de los asesinos de Tucapel Jiménez), medio ambiente, grandilocuencia, arrogancia.
“Con Lagos hemos estado en la cúspide de la civilización», escribió. «¿Quién hubiese pensado que en tiempos de la Independencia o en las décadas del nitrato, que los trabajadores y trabajadoras estarían tan bien como hoy? ¿Y quién pudiera haber imaginado un presente esplendor que hoy gozamos? Sólo un gran estadista como el Presidente Lagos”.
Formada como historiadora, hoy analista política y de comunicaciones, Montserrat fue criada en Suecia (dice que aprendió a cocinar, cocer, armar una mesa e incluso algo de metalurgia), vivió ocho años en Chile y hoy reside en Washington DC, cuna de la burocracia y la política estadounidense. Desde ahí mantiene la bitácora que le ha dado fama —revista Qué Pasa la eligió como una de las mejores del espectro político chileno— y una cuenta de Twitter (@CurvasPolíticas) que supera los 14 mil seguidores.
¿Cómo hace todo a distancia? “Con mucha imaginación”, responde.
Aires gangsteriles
En la charla de Jueves de Reporteros, Montserrat Nicolás habló de Ena Von Baer, del presupuesto, del royalty, de La Nación, de sus entreveros con Ximena Ossandón —vicepresidenta de la Junji—, del sistema binominal, de las redes sociales, de la política, del poder.
“Yo no sabía que Chile era cuna de buenos modales”, dijo a propósito de la disputa verbal entre el senador Andrés Zaldívar —un político casi eterno (fue ministro de Frei Montalva en 1968— y la ministra secretaria general de gobierno, que según el congresista tenía tintes similares a las juventudes hitlerianas.
Nicolás contó que después de la segunda vuelta, en enero pasado, la llamaron mucho, recibió presiones. Gajes del oficio de una observadora política. No menciona nombres ni identifica el sector político, pero desliza frases y súplicas que evidencian inequívocamente la vereda política de sus interlocutores: “No nos saquí la chucha po’ Monse. Nosotros somos los derrotados”.
Autodeclarada díscola como Marco Enríquez-Ominami —apoyó su candidatura—, Montserrat Nicolás tiene juicios severos sobre la política chilena. Cree que nuestra Constitución es un testamento paleolítico, escrita en piedra, como esculpida por Abraham. Incluso, asegura, es materia de estudio de académicos constitucionalistas en el país del norte.
También cree que por estas tierras no hay que hablar de “clase política”, sino que de una «asociación de gángsters», dominada por hombres, mecanizada por códigos, delimitada por paredes. Quizás por eso desde su blog trató de derribar esas limitantes.
Dice que cuando José Miguel Insulza la ve, le vienen nuevos tics, algo difícil de creer. El 30 de junio de 2009, el Pánzer —en rigor su encargada de prensa— le prohibió la entrada a la Asamblea General Extraordinaria de la OEA. En ese momento, Nicolás era columnista para La Nación, donde ya le había lanzado dardos al secretario del organismo. Semanas después, colgó la pluma. Fue, en sus palabras, “hasta que a [Marcelo] Castillo [ex director del medio] le quitaron los pantalones”. En el siguiente video explica los detalles.
Se ofrecen Curvas
Nicolás también habló del periodismo y los medios de comunicación. Según ella, Chile necesita más periodismo de investigación. Cree que acá se saltan esa parte y van directo a la opinión. Y asegura que nuestra plaza de columnistas está repleta de personas que suelen escribir de sí mismos o sobre otros columnistas, abonando un círculo endogámico.
También habló sobre la brecha digital, a estas alturas una grieta generacional, “que forma una suerte de elite”. Recordó que la Concertación no tuvo política comunicacional, lo que a fin de cuentas también es una política.
“Llega un punto en que queda tan claro el letargo de El Mercurio y Copesa que la gente ya no lee”, es una de sus críticas a los grandes conglomerados mediáticos. “En La Tercera creen que pueden hacer todas las políticas públicas”, opina sobre sus editoriales.
Montserrat Nicolás, sin embargo, suele minimizar su importancia, subvalorar su prestigio y rebajar su influencia. “No creo que mucha gente lo lea”, dice sobre Curvas Politicas. Pocos le creen hasta que demuestra un total desprendimiento con su creación, como si estuviera demasiado confiada de la posición y prestigio alcanzados, como también del cansancio y aburrimiento —causado por la esclerósis de la política— que le supone actualizarlo constantemente.
Montserrat dice: «Si tienen ganas les regalo el blog». Nadie responde. La oferta está hecha.
POESÍA Y POLÍTICA DE HUIDOBRO
El 2008 Montserrat Nicolás publicó Vicente Huidobro. ¿Poeta, político o intelectual? (Editorial DKDNT), una obra que recorre las publicaciones tempranas del vate. Nicolás se enfocó en el periódico “Acción. Diario de purificación nacional”, que circuló en 1925 y que permanecía como un legado desconocido del que fuera candidato presidencial un año antes, cuando compitió con Emiliano Figueroa y otros peces gordos de la política.En su momento, el periodista Juan Pablo Cárdenas opinó: “Me encantaron algunas reflexiones sobre la ‘fabricación’ de la cultura en nuestro país y sobre los propósitos de las institucionalidades culturales. Pero sobre todo, aprecio y agradezco la reivindicación de Vicente Huidobro, este poeta y revolucionario que nos debiera enorgullecer a todos, pero de quien todavía se conoce poco”.