«Hechicera de gran poder», le decía su hermano Nicanor. De origen campesino, canalizó su bullente creatividad en áreas muy diversas: como artista plástica, folclorista, poeta y cantante. Investigó extensamente el folclor tradicional, recopilando melodías y letras en el mundo rural y urbano. Eximia compositora, cambió para siempre nuestra música popular. De temperamento arisco e indomable, tuvo desengaños amorosos y padeció penurias financieras. Aunque el 5 de febrero de 1967 apagó su vida con un revólver, el eco de su voz alcanza nuestros días.
Su legado a Chile. Canciones como «La jardinera» y «Gracias a la vida» demuestran su valía como compositora. Valoró expresiones culturales propias de nuestra identidad.