El seudónimo nació en 1913, pero su creador, Hernán Díaz Arrieta, llegó al mundo en 1891. No tuvo formación académica -su hermana mayor le enseñó a leer- y consolidó su afición literaria mientras trabajaba en el Registro Civil, empleo que le permitió saciar su apetito lector. En seis décadas de crítica literaria consagró escritores, descubrió nuevos talentos y desechó plumas con frialdad, ganando enconados adversarios. Neruda, en cambio, le agradeció en sus Memorias la ayuda para financiar la publicación de «Crepusculario». De rostro serio, Alone vestía elegantemente. En 1959 recibió el Premio Nacional de Literatura.
Su legado a Chile. Fue una voz autorizada e ineludible en materias literarias.