Francisco Calvo, crítico de arte
(Babelia, sábado 01 de agosto de 2009)
«Rodin, tras años de una formidable y polémica brega artística, se convirtió al filo del cambio del siglo en una figura legendaria, cuya gigantesca sombra parecía no permitir que irradiara otra luz que la cegadora emitida por su obra […] en el haber de Rodin estaba el haber devuelto a la escultura el derecho a existir de manera moderna y no como una simple antigualla. En efecto, al arrebatar Rodin el pedestal a la estatua, al fragmentar la figura en mil pedazos expresivos y al tratar su superficie como un mar agitado, resituó la escultura al mismo nivel de exploración moderna que las demás artes».